miércoles, 28 de septiembre de 2011

Bienvenidos a la verdadera Delhi

Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos,
sino lo que somos.
Fernando Pessoa

                                           Qutub Minar

Tal y como lo prometió, Raj, nuestro conductor, el del carro con aire acondicionado, llegó muy puntual a las 9am. Nos había advertido que estaríamos ocupados todo el día y vaya si lo logró.
Primero nos llevó al fuerte rojo, en el área de Vieja Delhi,  una fortaleza en arenisca  que evoca el antiguio esplendor mongol, en plena época de la dinastía cuando los elefantes paseaban vestidos con trajes llenos de piedras preciosas!
Lo que quedó luego de que los ingleses la destruyeran fue una fortaleza inmensa que se extiende a los largo de 2km y en la que aun se aprecian áreas plenamente elaboradas en marmol y talladas con exquisitas formas descritas alguna vez por un poeta como "el paraiso en la tierra ". La verdad es que ninguna foto le hace justicia a su magnificiencia y el verdadero placer está en caminarlo tratando de imaginar su grandiosidad en la época de mediados del año 1600.
Una vez salimos del templo, Raj nos había indicado el camino para llegar hasta la mezquita mas grande de la India. Jama Masjid tiene capacidad para 25 mil pesonas y para llegar a ella tuvimos que aventurarnos caminando por los callejones de la vieja Delhi, tan estrechos y atiborrados que dificilmente cabe un carro. Si ayer habíamos pensado que nuestro barrio era horrible y caótico, aún no habíamos visto nada, las calles son rios humanos por los que transitan sin orden alguno millones de personas por segundo. Las mototaxis, conocidas acá como autorickshaw o tuk tuk andan a la par con sus homólogos los ciclorickshaw, cuyo motor son las piernas de algún indio flaco y desgarbado. A eso se suman vacas, chivos, perros, turistas, motos y millones de indios, lo que hace del tránsito por alli, una actividad pintoresca, única y, ciertamente, inolvidable. Las aceras están atiborradas de negocios de todo tipo, desde las consabidas figurillas de dioses, hasta almacenes de artículos odontológicos, en donde juanro tuvo la oportunidad de deleitarse. Cada tanto tocaba parar, tomar aire, reirse, contar hasta 10 y lamentarse por no tener más pares de ojos para ver todo lo que el entorno ofrecía. Esta es la verdadera Delhi y hay que dejar que sus calles te arrastren, hay que degustarla. Está Delhi está reservada sólo para quien manda sus prejuicios al carajo y para quien deja sus miedos en el hotel. No hay que tratar de entenderla, pues no es comprensible desde ningún punto de vista, hay, simplemente, que aceptarla, vivirla, caminarla, dejando que el asombro se apodere de ti y que todo ese caos, lejos de ofuscarte, te saque una sonrisa. En ese momento sabrás que estás en el lugar correcto con la actitud correcta, viviendo algo que recordarás el resto de la vida.

                                           Jama Masjid

Como acá manejan al lado izquierdo, están acostumbrados a caminar por ese mismo lado y a nosotros siempre se nos olvida, así que todo el rato nos chocamos con alguien, las pasada de las calles también es uns actividad de alto riesgo, pues fuera de la locura de los conductores debemos mirar para ambos para evitar un atropello!
Finalmente llegamos a la mezquita. Había que quitarse los zapatos y las mujeres reclamar una especie de bata que cubre los hombros, los brazos y llega hasta las piernas.
Debíamos atravezar una plazoleta enorme y el piso estaba hirviendo, pero ante la naturalidad de los demás tuvimos que asumirlo con calma y hacernos los que no nos estábamos quemando las plantas de los pies, allí mismo rezarían posteriormente los musulmanes, acto que no nos fue permitido presenciar. Antes de salir subimos hasta un torre o minerete, de unos 50 metros de alto, lo que nos permitió contemplar el caos de la ciudad desde otro ángulo. Es impresionante la vista y la bulla que se percibe y si no hemos mencionado el tema de los pitos es porque ya nos resignamos. A la salida encontramos nuestros zapatos entre los morros de calzado y nuevamente las aventuras por los callejones. Esta vez, atreviéndonos incluso a penetrar algunos mas  estrechos por los que ningun turista se atrevería.
Encontramos a Raj en el sitio exacto en que nos había dicho, nuestro carro era como un oasis en el desierto y tras recatarnos de esa marea humana, nos llevo al Ghandi Smirti, un conmovedor monumento que se levanta en el sitio en donde Ghandi fue asesinado en 1948.  El lugar es un parque inmenso y perfectamente cuidado, en donde se respira paz y tanquilidad. Para estar cerca de la tumba tuvimos que quitarnos nuevamente los zapatos, pero esta vez la caminada era por manga, asi que no nos quemamos tanto.
En todos los lugares que previamente hemos relatado ocurrió que, de nuevo,  alguien quería tomarse fotos con nosotros, hombres y mujeres por igual. Pero aquí a las afueras del Ghandi Smirti, hubo un momento en el que se hizo una larga fila, mientras Juanro bromeaba diciendo, " la foto con ella vale 10 rupias, por cabeza, 10 rupias, solo 10 rupias". Los indios se reían y entraban en confianza lo que incrementaba el tamaño de la fila! Los hombres son de una decencia y un respeto increíbles, los más osados posan cerquita de mi pero sin atrever siquiera a rozarme, mientras que las mujeres me abrazan, me toman las manos y son de una afusividad asombrosa. El tema de las fotos de repetiría insistentemente a lo largo de todo el el día, con tendencia, incluso, a incrementarse en la medida que nos alejemos de las grandes ciudades.
Con todo lo increíble que habíamos visto y aún estábamos lejos de imaginar lo que nos faltaba por conocer. El templo de Akshardham es tan solo del 2005, fue creado por el grupo Hindú Swaminarayan y, realmente, no hay forma de que escribamos nada que se asemeje a la grandiosidad de verlo con los propios ojos. Elaborado en arenisca y marmol, tiene talladas 20 mil deidades y animales como pavos reales, elefantes, tigres. Las miles de columnas, los inmensos techos, todo es finamente tallado y uno necesitaría años enteros para ver todo en detalle. En el altar hay una figura de unos 5 metros del maestro que inspiró el templo, tan dorada y tan brillante que parece de oro y las paredes que la contienen, ademas de las tallas, están cubiertas de piedras semipreciosas. Es una lástima que no dejen tomar fotos, pues, de verdad lo que contamos se queda corto para hacerles entender lo que vimos.
A la salida le pedimos a Raj que nos llevara a un restaurante típico, así que almorzamos en Pindi. Otra vez extasiados con la comida de aquí, con los sabores tan diferentes y exóticos. Creo que el hecho de no poder comer carne lo ha convertido en cocineros muy creativos que, apoyados en su diversidad de especias han logrado llevar la comida a otra dimensión. Es toda una experiencia el acto de comer.
Para finalizar el día fuimos al templo de Loto, una estructura en marmol con forma de esta flor, considerada sagrada. La filosofía del templo es buscar la paz universal  y eliminar los prejuicios, así que está abierto a todas las creencias, religiones y credos. Allá una familia de indios nos saludó efusivamente, nosotros no los reconocimos porque todos son bastante parecidos, pero resulta que por la mañana habíamos coincidido en el Fuerte Rojo y se habían tomado foto con nosotros, al ver nuestra cara de extrañeza sacaron su cámara y nos la mostraron e incluso aprovecharon y se tomaron otra más.
Terminó el día sin que Raj nos pudiera convencer de que hiciéramos el resto del paseo en su carro. Llegamos rendidos, pues excepto los desplazamientos en carro y la hora del almuerzo, no nos habíamos sentando ni un minuto. Aun así tuvimos la osadía de salir nuevamente por la noche a buscar el accesorio para poder pasar las fotos al Ipad. No lo encontramos. Mi obsesión por conseguirlo le estaba quitando la paz mental a Juanro quien antes de dormirnos pasó largas horas investigando las tiendas apple de nueva Delhi, que increiblemente y, pese a tener 17 millones de habitantes, no tiene sino una chiquitica y lejísimos. Con este desolador panorama nos dormimos. Al otro día madrugamos y yo seguía obsesionada por ese aparatico para poderles mostrar las fotos a los lectores de este blog, entonces emprendimos la marcha hasta la pequeñísima y lejana tienda. Ya no teníamos a Raj con nosotros, así que usamos el popular tuk tuk, los primeros minutos fueron de tensión total, el conductor se metía por unas partes, confiado en que con el pito le abrirían espacio. Además la sensación de ver los carros en el lado contrario nos hacía creer que se iban a chocar contra nosotros. A veces hasta se nos salían gritos ahogados que el conductor escuchaba, entonces nos miraba muerto de la risa. Entre contravías, frenones, giros en U prohibidos y todo tipo de brutalidades, llegamos a nuestro destino y ¿adivinen?  encontramos el adaptador ese, pero le salió otra pata al perro y seguimos sin poderlas subir. El regreso fue igualmente brutal pero a diferencia de la ida, no hicimos sino reirnos. Al final concluimos que esta gente es una dura para manejar!!! De hecho, ahora que reflexionamos, caemos en cuenta que en tres días que llevamos en Delhi, no hemos visto ni un solo accidente, ni un solo choque.
Esta noche tomaremos nuestro primer tren hacia Haridwar. Estamos bastante ansiosos, pues eso de dormir en trenes es toda una novedad y más en los trenes de acá. Esperamos que no se cumpla ninguna de las profesías de Raj y todos los trenes funcionen perfectamente. De todas maneras, él nos dio su tarjeta y prometió salvarnos estemos donde estemos.

                                           Ghandi Smriti

lunes, 26 de septiembre de 2011

La llegada: Delhi


El viaje es una especie de puerta.
A través de ella salimos de la realidad.
Guy de Maupassant

                                                     La puerta de la India

La India queda muy, pero muy, pero muy lejos.  Y más aún cuando cuando toca esperar largas conexiones en los aeropuertos. En Caracas perdimos 7 interminables horas y luego volamos otras 10 hasta Frankfurt en donde esperamos otras 3 horas. El vuelo a Delhi iba a reventar, estábamos en el límite del cansancio, del sueño y sólo las ganas de llegar nos permitieron soportar otras 7 horas que parecieron 50.  Nuestro compañero de silla fue un indio llamado Deepy quien cuando entró en confianza nos recordó que no se puede tomar agua en cualquier lado, que nunca compremos sin recatear, que no hay que hablar con quien se acerca en la calle, pues el 99.9% de las veces son vendedores o comisionistas, en fin, nada que no hubiéramos leído en las guías.
A la media noche, hora India, finalmente llegamos.  Todo, afortunadamente, fue muy fácil, pues con ese cansancio no hubiéramos tenido cabeza para resolver nada,  desde la pasada por inmigración y la compra de la rupias, hasta la recogida de las mochilas. Deepy nos ayudó con el taxi y hasta nos dió su número de teléfono por si las moscas. Al taxi hace rato se ve que no le echan una manito, le sonaba todo, las luces no prendían y, fuera de eso, ni nosotros le entendíamos el inglés al conductor ni él nos entendía a nosotros. Nuestro hotel queda supuestamente en el mejor barrio de Delhi, en New Connaught, considerando las distancias en esta ciudad con 17 millones de habitantes, hasta diríamos que no muy lejos del aeropuerto. Finalmente llegamos al barrio, pasamos por una esquina en la que habían cientos de personas tiradas en la aceras durmiendo plácidamente y no más doblar esa esquina llegamos al hotel. La fachada terrible, más la visión de los durmientes y cierto desorden, que digo, mucho desorden en la calle debido a la construcción del acueducto, hicieron que Juanro entrara en shock. Si a uno le dicen que este es el mejor barrio, se imagina algo distinto a lo que nos encontramos, sin embargo, al otro día, bajo la luz del sol, con la cabeza fría y el cuerpo descansado, caminamos por los alrededores para comprobar  que todo sigue siendo horrible aunque, efectivamente, este sí es el mejor sector. Es una mezcla entre fascinante y caótico que pone al límite todos los sentidos. Obviando el exterior, el Hotel Swift es un buen hotel. Muy limpio, el aire acondicionado funciona, el baño impecable y el servicio increíble, aunque seguimos sin entendernos y las señas funcionan mas que el inglés. No bien había amanecido cuando comenzamos a escuchar lo que sería el suplicio mayor de esta ciudad: los pitos de los carros. Aseguraríamos sin equivocarnos que pitar es el deporte nacional, pues pasamos todo el día en las calles y no hubo ni un solo instante de silencio. Ni uno. Ni medio. Al final del día nos queríamos enloquecer, es de verdad, algo insufrible, pareciera que no pitan por nada en particular, sino por el simple placer de hacerlo...

                                          Templo de Loto

Como somos mochileros de clase alta contratamos un carro con aire acondicionado que nos hizo un recorrido por algunas de las atracciones de la ciudad. Aunque en algunas, nosotros éramos la atracción y los indios nos pedían que nos tomáramos fotos con ellos. El conductor está bastante interesado en que lo contratemos por todo el viaje, nosotros le explicamos que todo el recorrido lo haremos en tren, así que gran parte de sus conversaciones versaron sobre los atrasos en los trenes, el caos que se formó en no-se-donde debido a las inundaciones, las cancelaciones masivas debido a no-se-qué. Ahora mismo debe estar cráneandose nuevas alteraciones en el sistema ferroviario para relatarnos mañana, porque si, quedamos de vernos nuevamente para seguirnos mostrando esta enorme ciudad en su cómodo carro con aire acondicionado.
Despachamos al conductor al caer la tarde y emprendimos la caminada por los bazares alrededor de nuestro hotel. Algunos son realmente caóticos y desordenados, en verdad no se puede preguntar por nada porque en un segundo cientos de indios te rodean ofreciendote lo mismo pero más barato. Habría que preguntarle a un gurú del mercadeo como JP, pero a nosotros, nos pareció una técnica de mercadeo errónea, pues al final uno se abstiene de preguntar y menos de comprar con tal de no tener que lidiar con semejante situación.  Como a todo se acostumbra uno, o en su defecto, se resigna, al final el asedio deja de incomodarte y los sentidos se pierden entre los miles de productos que se ven. Figurillas de todas las formas, tamaños y precios de los miles de dioses que adoran en estas tierras, saris llenos de color y brillo, trapos, esencias, baratijas y ¿mencioné las figurillas de todas las formas tamaños y precios?
Nos perdimos una y otra vez, comimos en un restaurante hermoso y acogedor una comida realmente alucinante, luego, nos volvimos a perder, pero preguntando llegamos al hotel. Cansados y con el jetlag alborotado, pero hay que lavar la ropita, pues tenemos sólo tres mudas de ropa, ¿recuerdan? y con las prendas colgando por todos lados nos dormimos, esperando la pequeña tregua que nos dan los pitos, antes de que comiencen a sonar otra vez.

                                           Las calles de Old Delhi

viernes, 23 de septiembre de 2011

Los viajes ilustran... al ilustrado





                                                               "Lo mejor de los viajes es lo de antes y lo de después"
                                                                                                                Maurice Maeterlinck


Lo de antes:


Exactamente 10 meses. Eso es lo que llevamos preparando el viaje. Nos gusta aceptar las invitaciones del azar, pero esperamos que dichas invitaciones nos agarren preparados. Aunque perdimos la cuenta de cuántas veces hemos cambiado la ruta, estamos dispuestos a cambiarla mil veces mas, si el azar se presenta con mejores propuestas. Sabemos que una cosa son los planes que uno tiene para el viaje y otra muy diferente los planes que el viaje tiene para uno. 


Inicialmente teníamos ínfulas de mochileros, pero tras relatarles el viaje a los amigos más cercanos, nos hicieron notar que de mochileros sólo teníamos la mochila!!  A nosotros nos sigue gustando el término así que nos hemos denominado "mochileros de clase alta" 


Mientras más nos preparamos más nos damos cuenta de que nunca estaremos lo suficientemente preparados, sin embargo les compartimos algunas cosas que nos han ayudado a conocer un país que, sabemos, nunca terminaremos de conocer del todo.

Libros:
Vislumbres de la India, Octavio Paz
El mono gramático, Octavio Paz
Ladera Este (poemas), Octavio Paz
El jardinero (poemas), Tagore 
India, V.S Naipaul
El sari rojo, Javier Moros
Pasión India, Javier Moros
Kim, R. Kipling
Cuentos de la India, R. Kipling 
Viaje a Oriente, Hermann Hesse
Vinieron las lluvias, Louis Bromfield
Siete años en el Tíbet, Heinrich Harrer
Quien quiere ser millonario?, Vikas Swarup
Come, reza, ama, Elizabeth Gilbert
El vagon de las mujeres, Anita Nair
Autobiografía de un yogui, Pharamahansa Yogananda
Tigre blanco, Aravind Adiga
El dios de las pequeñas cosas, Arundathi Roy
La señora de las especias, Divakaruni Chitra
La bailarina y el inglés, Emilio Calderon
El viaje del elefante, José Saramago
Un jardín en Badalpur, Kenize Mourad 
Sueño con ríos y mares, Tim Parks

Películas
Quien quiere ser millonario?
Agua
El pequeño Buda
Siete años en el Tíbet
Ahora o nunca
The Darjeeling Limited 
La boda del Monzón
La señora de las especias
Kundun

Blogs
http://lomejorestaporllegar.wordpress.com/category/india/
http://losmochilines.blogspot.com/2009/07/preparativos-viaje-norte-de-la-india.html
http://diariodeyaiza.blogspot.com/search/label/India%20%28Norte%29
http://www.viajeros.com/diarios/india/namaste-ii-parte-india-rahastan
http://www.tienenojos.com/viaje-india-del-norte-2010/
http://www.indiamike.com/
http://namaskara.blogs.com/india/india-2010/
http://deudeldeudeldeu.wordpress.com/category/india/



Otros
The incredible India, documental de la BBC. es tal cual sugiere el titulo: increíble.
Anthony Bourdain, tiene un par de capítulos de "Sin Reservas" grabados en la India
Sumito Estevez, también hizo varios programas para el Canal Gourmet. 
Diana Uribe hizo varios programas radiales dedicados a la India.


La página web tripadvisor es indispensable para elegir los hoteles. En ella, cada viajero puede montar sus propias fotos y escribir una reseña sobre cualquier hotel, lo que la hace infinitamente más objetiva que la página web de los propios hoteles. 


Dos recomendaciones: 
La primera,  busquen siempre la foto de los baños, es el mejor indicador sobre el estado del hotel y nunca falta el viajero que se toma el trabajo de incluirla entre sus fotos.


La segunda: lean las reseñas, sobretodo las pésimas. además de divertidas, se lleva uno más de una sorpresa y se evita más de una incomodidad.


Por último, lo mas importante de todo: La guía Lonely Planet del Norte de la India. Es absolutamente indispensable. Nadie puede armar este viaje sin ella. No se cuántas veces la hemos consultado y siempre tiene la respuesta a todo. Es la Biblia del viajero.  Juanro no me la deja rayar, por eso asoman papelitos de colores por todos lados.


viernes, 16 de septiembre de 2011

¿A qué diablos vamos a la India?








                          "Un viaje de mil millas comienza con el primer paso"

                                                                                            Lao-tsé 

Un viaje como el que haremos de 34 mil kms, al igual que uno de mil millas, también comienza con un primer paso. Estamos a punto de darlo. Muchos nos preguntan cuál es la motivación para emprender este viaje, o en otras palabras,  ¿a qué diablos vamos a la India? Nosotros respondemos, ¿Acaso se necesita motivación para viajar? Ver otros horizontes mas allá de nuestras montañas, interactuar con gente que piensa tan distinto, que reza otras oraciones, que camina por otros caminos, que cree en otras cosas, pero que, en el fondo, son asaltados cada día por los mismos sentimientos, las mismas dudas y los mismos sinsabores y alegrías de esta vida, tiene que ser razón suficiente para animarse a tomar un avión y viajar dos días enteros, con escalas en Bogotá, Caracas, Frankfurt y llegada a Delhi. 
No vamos en busca de la iluminación, pues a nosotros ninguna iluminación se nos ha perdido. Nuestra religión no es otra que la convicción de vivir cada día lo mejor que se pueda, tratando de ser felices con lo que tenemos, sin hacerle daño a nadie. Tampoco vamos en busca de "el camino", ese lo tenemos muy claro y lo recorremos, juntos, cada día con paso firme. No esperamos encontrar a ningún maestro, iluminado, gurú, santón, baba, acharya, brahmán, ni nada que se le parezca. Aunque si lo encontramos, de seguro lo escucharemos, le pediremos consejos, le tomaremos fotos y nos aseguraremos de recordarlo el resto de la vida. Juanro sabrá enumerar los dientes que le faltan y yo me aseguraré de describirlo tan bien que creeran ustedes que también le conocieron. Tampoco esperamos cambiar nuestras vidas, ni mucho menos, aunque bien sabemos que quien viaja a la India nunca regresa igual. Puede llegar sorprendido, aterrado, contrariado, embelesado, inspirado, desconcertado, fascinado, pero nunca, nunca, jamás igual.
Tal vez simplemente se trata de que queremos rendirnos a lo desconocido. Pues si algo hemos experimentado durante la preparación del viaje es que no importa cuántos libros leas, cuántas películas veas, cuántos documentales trates de digerir. No importa haberse casi que aprendido la guía Lonely planet, haberse estudiado cada uno de miles de blogs de viajeros, haber trazado miles de veces la posible ruta sobre un mapa totalmente desconocido, con nombres impronunciables, que un segundo después, inmediatamente olvidamos. Nada de eso importa, porque ese país tiene tantas miradas como formas de mirar existen y cada uno tiene que ir y dar la suya propia. A eso vamos, solamente a eso. Y para lograrlo tomaremos mil trenes y buses, atravesaremos las montañas a lomo de elefante, iremos al desierto en camello solamente para acariciar sus dunas y dormir bajo las estrellas, caminaremos en busca del Dalai Lama, dormiremos en uno que otro ashram o centro de meditación, navegaremos al amanecer en pequeñas barcas por el Ganges tratando de entender el misterio del río mas sagrado del mundo, miraremos los Himalayas, frente a frente, buscando abarcar lo inabarcable, llenando la retina de imágenes que nunca olvidaremos y alimentando los recuerdos con aventuras que mediante este blog queremos compartir con ustedes. Bienvenidos!





Con suerte, esta será la ruta que haremos. Ya ni nos acordamos cuántas veces la hemos modificado!!!!


Delhi - Hardiwar
Hardiwar - Dharamshala (hogar del Dalai Lama)
Dharamshala - Amristar
Amristar - Jaipur
Jaipur - Jaisalmer 
Jaisalmer - Jodhpur
Jodhpur - Agra 
Agra - Khajuraho 
Khajuraho - Varanasi
Varanasi - Delhi