domingo, 2 de octubre de 2011

Dharamshala: una cita con el Dalai Lama


"El verdadero viaje de descubrimiento no es buscar nuevas tierras,
sino mirarlas con nuevos ojos."
Voltaire

                                           Los Himalayas

Era por la tarde cuando llegamos hasta la estación del tren. Al llegar nos llevamos la sorpresa de que Ankit, el chico de la recepeción se había tomado el trabajo de ir, en su tiempo libre, para asegurarse de que tomáramos el tren correcto. Ankit nos entró incluso hasta nuestras literas, luego nos despedimos con la esperanza de encontrarnos nuevamente en Varanasi, pues por los mismos días en que estaremos allá, él tiene pensado ir a visitar a su novia y a su familia.
Llegar hasta los Himalayas toma tiempo, paciencia y nervios de acero. El tren se demoró  8 horas en llevarnos hasta la estación más cercana a Dharamshala, un lugar que es lo más parecido a estar en el Tibet pues luego de la ocupación China, todos los tibetanos, incluido el Dalai Lama, se exiliaron allá. Como la vez anterior, Juanro cayó dormido al instante, yo, en cambio, no pude pegar el ojo. Llegamos a las 2 de la mañana, como siempre, la estación hervía de gente, asi que fácilmente contratamos un taxi hasta nuestro destino. La carretera muy mala y las poblaciones a la vera del camino relucen por su pobreza, al mejor estilo de las que se ven al viajar hacia la costa colombiana. Comenzamos a trepar montaña arriba y fue lo mas parecido al  programa de de Tv " rutas peligrosas", sólo que peor, pues estaba de noche. O deberíamos decir mejor, pues la oscuridad no nos permitió ver muy bien los barrancos que estábamos sorteando. Llegamos todavía de noche al hotel Anexx e inmediatamente caímos como un par de piedras. Al amanecer abrimos nuestro pequeño balcón privado y nos encontramos frente a frente con imponentes montañas y un silencio como el que no sentíamos desde hace días.  Desayunamos en la terraza con una vista increíble y ansiosos salimos a encontrarnos con el Dalai Lama. El camino hasta el templo es un callejón estrecho lleno de restaurantes y pequeños puestos de artesanos que venden toda suerte de cosas típicas del Tibet.  El camino era una masa uniforme color granate, de todos los monjes que iban  a encontrarse con el Lama. Nosotros mirábamos para todos lados, absortos por la cantidad escenas que se presentaban ante nosotros e infinitamente agradecidos por el hecho de estar allí. Antes de entrar al templo nos tuvimos que registrar, dejar las cámaras y someternos a una exhaustiva requisa. Había mucha gente, pero no tanta como pensábamos. Desde tibetanos exiliados, monjes, muchos taiwaneses pues la conferencia iba dirigida a ellos, turistas y curiosos, como nosotros. La espera fue amenizada con un grupo de cuerdas que interpretaba mágicas melodías típicas del Tibet. Luego reinó el silencio, la solemnidad, el momento más increíble del mundo... El Lama caminaba hacia nosotros, fuertemente custodiado, pasó justo por nuestro lado. Saludó, sonrió y se fue dejando un halo de misticismo imposible de describir. Ni siquiera el viento se escuchaba. Nada. Aun no se explicar qué pasó, pero los ojos se me aguaron. Yo no quería mirar a Juanro para que no me gozara pero cuando menos pensé, él estaba en las mismas. Incluso horas después, al escribir esto, vuelve y pasa. Que suerte tuvimos al tener esa experiencia, no hay muchos momentos en la vida en las que las emociones te sobrepasen y ese,  justo ese, fue uno de esos momentos.  El Lama no pasa mucho tiempo en su casa, pues sus giras por el mundo lo mantienen bastante ocupado pero el azar lo puso frente a nuestros ojos y eso es algo que, seguro, jamás olvidaremos. Escuchamos sus enseñanzas, aunque no entendimos ni jota pues fueron en tibetano, pero disfrutamos observando a cada fervoroso asistente. En total estará 4 días, así que esperamos volver, pero esta vez sí alquilaremos un equipo de traducción. La forma en que los Budistas viven su religión es bastane diferente a los Hindúes. Acá no hay bulla, ni cánticos, ni complicados ritos, sino puro silencio, introspección, meditación. Sus enseñanzas no invitan a creer ni adorar nada ni a nadie en particular, sino a buscar la felicidad a través del desprendimiento, la compasión, el amor por los animales, por la naturaleza, por los demás...  Mas que una religión es una filosofía de vida.

Monjes Tibetanos



En la tarde caminamos alrededor del pueblo, respirando una atmósfera mágica, disfrutando de más silencio y deleitándonos con la cocina típica tibetana, el chow chow y los famosos momos, deliciosos.
Por la noche estuvimos en una demostración de danza tibetana, demasiado participativa para nuestro gusto pero nos reímos lo indecible.

                                           Caminata por los Himalayas


Hoy madrugamos para hacer una caminata por los Himalayas. Nuestro guía Mr Tapadh, lleva 25 años recorriéndose los desgastados caminos que conoce más que la palma de su mano. Vimos parajes asombrosos, de una vastedad tal que nos recordaba los insignificantes que somos y lo efímero que es nuestro paso por esta vida comparado con la milenarias montañas. Camino arriba andamos todo el día, compartiendo el camino con vacas, chivos, ovejas, micos, pájaros y la gente de la montaña, sencilla, hermosa y tímida. Cada tanto parábamos en pequeñas tiendas perdidas en el medio de la nada a tomar un delicioso té.  A veces viajábamos envueltos en una bruma espesa que a duras penas permitía mirar un metro más allá, a veces bendecidos por los rayos del sol que tornaba los colores brillantes y dejaba ver las puntas de las montañas mas altas. De esa manera, el clima cambió una y mil veces durante todo el trayecto en el que nos topamos con muchos otros caminantes, entre ellos una pareja de holandeses que haría una caminata de 3 días. Con ellos almorzamos en la cima de una montaña a 3000 de altura, sintiéndonos inmensamente afortunados por tan particular almuerzo en tan particular lugar. Mr Tapadh, resultó ser más popular que el mismísimo Lama, pues por donde pasaba saludaba a todo el mundo, incluso, a lo lejos, a veces se escuchaban llamados y era la gente de la montaña saludándolo o envíandole mensajes o noticias. Rendidos llegamos al hotel. Por la noche tuvimos la comida más deliciosa y más barata de nuestra existencia: noodles, momos, sopa de bambú y pan tibetano, todo por la modica suma de 210 rupias, es decir 8 mil pesos en total por los dos!!!. De no creer. Por fortuna, aun tenemos otros días en este mágico lugar, perdido en medio de grandes montañas, lejos del mundanal ruido y de la insistencia de vendedores y comisionistas.



                                           Caminata por los Himalayas
  
                                           La gente de la montaña


6 comentarios:

  1. Los ojos se me aguaban a mí cuando leía el relato, incluso antes de saber que s ustedes les había pasado eso. Definitivamente hay algo mágico.

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  2. Que la luz que encendió el Dalai Lama en sus espíritus, les alumbre el camino durante todas sus vidas.

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  3. Porque leer es una forma de viajar...Qué delicia de viaje... un abrazo!! y que sigan viviéndolo al 100...

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  4. Como dos fieles discipulos, seguimos dia a dia a nuestros guias en el maravilloso camino de conocer un mundo nuevo.

    Buen viaje.
    Marita y Carlos

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Una vez le preguntaron al Dalai Lama ¿Que le sorprende más de la humanidad? Y el respondió..."los hombres, Porque pierden la salud para ganar dinero,después pierden el dinero para recuperar la salud. Y por pensar ansiosamente en el futuro no disfrutan el presente,por lo que no viven ni el presente ni el futuro. Y viven como si no tuviesen que morir nunca...y mueren como si nunca hubieran vivido."

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